El Gobierno de México, a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), presentó los avances del Programa Nacional de Tecnificación del Riego, una iniciativa clave del Plan Nacional Hídrico 2024–2030 que busca transformar el uso del agua en el campo mexicano y fortalecer la seguridad hídrica del país.
Durante su intervención, el director general de la Conagua, Efraín Morales López, destacó que el 76 % del agua que se consume en México se destina a la agricultura, por lo que la tecnificación del riego representa una acción estratégica para garantizar la sostenibilidad de este recurso.
“México está realizando un trabajo que es referente a nivel mundial, porque aunque existen otros programas de tecnificación en el mundo, somos el único país que vincula la eficiencia en el riego con el abastecimiento de agua para consumo humano. Es un modelo único, con una visión avanzada y socialmente responsable”, dijo.
El programa, que al inicio del sexenio contemplaba 13 distritos, actualmente opera en 18 zonas agrícolas, seleccionadas estratégicamente en las regiones con mayor estrés hídrico, como el norte, el Bajío y el centro del país.
Su objetivo es tecnificar más de 200 mil hectáreas de cultivo y recuperar alrededor de 2,800 millones de metros cúbicos de agua, parte de los cuales se destinarán al abastecimiento humano.
Además de mejorar la eficiencia del uso del agua, el proyecto beneficiará directamente a más de 225 mil productores agrícolas, al permitirles producir más alimentos con menor consumo de agua y aumentar su productividad e ingresos.
Una inversión histórica para la eficiencia hídrica del campo mexicano
El programa contempla una inversión total superior a los 63 mil millones de pesos durante el sexenio, y se desarrolla de manera coordinada con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y los propios productores, bajo un modelo de colaboración y participación voluntaria.
El subdirector general de Infraestructura Hidroagrícola de la Conagua, Aarón Mastache, detalló que el avance físico global del programa es del 40 %, con 17 distritos en ejecución y el inicio del número 18 previsto para 2026, en el estado de Zacatecas.
Entre las metas para 2025, destacan:
- Más de 500 kilómetros de revestimiento y entubamiento de canales.
- 6,000 hectáreas con nivelación y tecnificación parcelaria.
- 139 pozos rehabilitados con sistemas fotovoltaicos.
- Instalación de 11 plantas de bombeo y 41 estructuras de medición.
- 8 presas derivadoras y cerca de 2,000 compuertas para mejorar la distribución del agua.
Estos trabajos están orientados a reducir las pérdidas por infiltración y evaporación, optimizar la conducción del agua y aprovechar energías limpias para el bombeo.
Distritos con mayores avances
Los distritos con mayores niveles de avance son:
- Pabellón, Aguascalientes – 76 % de avance.
- Comarca Lagunera (Durango y Coahuila) – 67 %, vinculado al programa Agua Saludable para la Laguna.
- Ríos Mayo y Yaqui, Sonora – 55 %.
- Culiacán, Sinaloa – 47 %.
- Valle de Juárez, Chihuahua – 39 %.
- Guanajuato (Alto Lerma) – 39 %.
En estas regiones, se ejecutan obras como el revestimiento del canal principal Coria, la rehabilitación de canales secundarios y la instalación de sistemas fotovoltaicos en pozos agrícolas.
En el Valle de Juárez, por ejemplo, se trabaja directamente en las parcelas con nivelación y rehabilitación de canaletas, permitiendo un flujo más uniforme y reduciendo el consumo de agua hasta en un 40 %.
Tecnificación con visión integral y sustentable
Mastache explicó que el proceso de tecnificación abarca desde la infraestructura principal hasta el manejo parcelario, incluyendo el uso de riego por goteo, aspersión y microaspersión, así como la instalación de parcelas demostrativas para mostrar a los productores los beneficios de las nuevas tecnologías.
“Lo que no se mide no se puede regular. Por eso estamos instalando estructuras de medición en todos los distritos, lo que permitirá un mejor control del recurso y mayor transparencia en su uso”, señaló.
Este enfoque integral no solo busca ahorrar agua, sino también promover una cultura de eficiencia, productividad y sostenibilidad entre los productores, fortaleciendo la seguridad alimentaria y la resiliencia del país ante el cambio climático.





