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La pérdida acelerada de glaciares en los Andes peruanos es una señal alarmante del impacto del cambio climático en la región. Un reciente informe del Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montañas (Inaigem) revela que, en los últimos 60 años, la superficie glaciar del país se ha reducido en un 56.2 por ciento, una tendencia que pone en riesgo la disponibilidad de agua, la biodiversidad y la seguridad de las comunidades.

En 2023, la superficie total de glaciares en Perú era de apenas mil 50 kilómetros cuadrados (km²), según datos de la Autoridad Nacional del Agua (ANA). En décadas anteriores, se estimaba en más de 2 mil 400 km². Esta pérdida masiva se da principalmente en los glaciares tropicales, que son extremadamente sensibles a las variaciones de temperatura.

Un ecosistema clave bajo amenaza

Los glaciares de los Andes peruanos no sólo son una reserva natural de agua dulce, sino que actúan como reguladores del ciclo hídrico. Durante la temporada seca, liberan agua que abastece a millones de personas, alimenta ríos para el riego agrícola y sostiene la generación de energía hidroeléctrica.

Sin embargo, el retroceso glaciar altera este equilibrio. El Inaigem advierte que la reducción de estas reservas provocará una mayor escasez de agua, afectando tanto a zonas rurales como urbanas, y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y energética del país.

“El deshielo no es un problema del futuro: ya está modificando el acceso al agua y aumentando los riesgos para las comunidades altoandinas”, alertó un portavoz del Inaigem.

Cambio climático y contaminación: los principales culpables

El estudio atribuye esta pérdida a una combinación de factores:

  • Aumento de temperatura: El calentamiento global eleva el promedio anual, acelerando el derretimiento.
  • Menos nieve: La reducción de precipitaciones en forma de nieve impide la regeneración glaciar.
  • Carbono negro: Partículas contaminantes procedentes de la quema de combustibles y biomasa se depositan sobre el hielo, disminuyendo su capacidad de reflejar la radiación solar.
  • Eventos extremos: Fenómenos como sequías prolongadas y lluvias torrenciales intensifican la vulnerabilidad del ecosistema.

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Impactos sociales y ambientales

El retroceso glaciar no sólo amenaza el suministro de agua. También altera hábitats únicos de alta montaña y aumenta la probabilidad de desbordes de lagunas glaciales y avalanchas, eventos que pueden arrasar con comunidades enteras en minutos.

En el pasado, tragedias como la avalancha de Yungay en 1970, causada por el desprendimiento de un glaciar del Huascarán, han dejado claro el poder destructivo de estos fenómenos. Hoy, el riesgo se multiplica debido al acelerado derretimiento.

Ante este panorama, los expertos del Inaigem se pronunciaron por la necesidad de políticas públicas integrales que protejan las fuentes de agua y fortalezcan los sistemas de monitoreo glaciar. También piden invertir en infraestructura para almacenamiento y distribución eficiente del agua, así como en planes de prevención de desastres.

Asimismo, se destaca la importancia de reducir emisiones contaminantes y promover prácticas sostenibles en sectores como la agricultura, la minería y el transporte, que contribuyen a la acumulación de carbono negro en las zonas altas.

“Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Proteger nuestros glaciares es proteger nuestra seguridad hídrica, alimentaria y energética”, concluyó el Inaigem.

El retroceso glaciar es un indicador claro de que el tiempo para actuar se agota. Sin acciones contundentes, los impactos sociales, económicos y ambientales podrían ser irreversibles.